Coaching para parejas

La felicidad es una elección

  (Parte 1)

 El primer paso para construir una buena relación de pareja es recordar que hombres y mujeres somos diferentes, si deseas que te quieran como tú quieres y que sientan como tú sientes no vamos por el buen camino, porque en realidad no somos iguales, no reaccionamos y no nos comportamos de la misma manera y si no aceptamos esto desde el principio generaremos unas expectativas que no nos cumplirán y que no les cumpliremos, aunque nuestras parejas nos quieran…no se comportarán de la misma manera que nosotras cuando queremos a alguien, porque somos distintos. Si acepamos éstas diferencias entonces casi todo…tiene una explicación.


Enamorarse es algo mágico y nos parece eterno en un primer momento, hasta que empezamos a ver que nuestra pareja no se comporta como nosotros esperábamos, en algunos casos simplemente no se comporta como esperábamos porque somos diferentes y nuestras necesidades y deseos son diferentes, cuando aprendemos a respetarnos y aceptarnos tenemos más posibilidades de vivir una sana relación. A menudo en lugar de entender ésta teoría tan sencilla atribuimos a esas conductas “diferentes a como nosotras nos comportaríamos” intenciones que no tienen, por ejemplo “no me escucha, pues no me quiere”, “no me llama, pues está con otra”, “me pregunta que hago, me está controlando”, etc. A veces ambas partes somos capaces de ver cosas que no están e incapaces de ver las que si estaban.





A menudo tanto los hombres como las mujeres sentimos que nuestro amor no es reconocido o valorado y la clave está en que los hombres necesitan confianza por parte de su pareja, aceptación, admiración, aprobación, ánimo y la mujer espera compresión, valoración, cariño, devoción y seguridad. Cuando cada una de las partes tiene cubiertas éstas necesidades, que las podríamos englobar según Maslow en necesidades de seguridad, pertenencia y reconocimiento entonces empezaremos a cubrir la de nuestra pareja. Casi siempre tanto el hombre como la mujer damos lo que nosotros necesitaríamos que nos dieran y no lo que el otro necesita.

Un coach te puede ayudar a entender, que muchos de  los conflictos aparecen porque pretendemos que el otro cubra nuestras necesidades al 100%, aprenderás que nuestras necesidades las tenemos que cubrir nosotros mismos, independientemente de que para que una pareja funcione de una manera sana, debemos estar atentos de las necesidades de la pareja y atenderlas, pero no podemos pretender que el otro rellene nuestras carencias, siempre hay mil maneras de cubrir una necesidad y casi todas están al alcance de nuestras manos, en un proceso de coaching te ayudaremos a verlo.

Aprenderás a tener una comunicación asertiva, sana, sincera y abierta con la otra parte de la pareja para entenderte y entender mejor a la otra persona y te explicaremos que los viejos hábitos tardan en desaparecer pero que es posible cambiarlos por hábitos nuevos más beneficiosos.  

Muchas veces nos perdemos siguiendo el mapa de otra persona, un coach te ayudará a identificar si es tu caso, a menudo nos encontramos perdidos independientemente de la persona que está a nuestro lado.
“El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es “



La felicidad es una elección

(Parte 2).


Tal y como os comenté en la primera parte, hombres y mujeres somos diferentes y lo más sano para crear y mantener una pareja es aceptarlo; un coach te puede ayudar a ello si lo necesitas, pero si tú quieres ir trabajando sobre ello, lo primero para poder aceptar esas diferencias, es saber exactamente cuales son, en éste articulo os presentaré un par de ellas.



Objetivo vs Proceso

El hombre está más centrado en el objetivo y la mujer en el proceso; por ejemplo, tengo que ir a la farmacia a comprar algo, me acompañas? él me acompaña y su objetivo se enfoca en acompañarme a la farmacia, pero para nosotras es más importante el proceso y por el camino puedo ver una zapatería que me gusta y pararme a ver si han cambiado algo en el escaparate, pararme además a hablar un rato con una amiga que nos encontramos por el camino, puedo ver la tienda de las revistas y los libros, incluso pararme a tomar un helado, todas éstas compras que a nosotras nos divierten a ellos les separa del objetivo inicial,! bajamos y vamos a la farmacia!.Este es solo un ejemplo pero lo podemos aplicar al sexo (objetivo vs proceso), a todo el proceso de enamoramiento (objetivo conseguido o proceso durante toda la relación)…etc.
Los hombres tienen la cabeza como dividida en “compartimentos” y éstos están separados entre si, nosotras en cambio, tenemos todo mezclado en la cabeza, ellos son más unifocales y nosotras multifocales.






Soltar vs Retener

 

 

Las mujeres retenemos, desde un punto de vista biológico, el útero retiene, acoge, recibe, retenemos la vida; en nuestra vida cotidiana solemos guardar ropa, zapatos, bolsos, retenemos todo; en cuanto a los acontecimientos, retenemos fechas, recuerdos, enfados, comentarios…
Los hombres sueltan, desde un punto de vista biológico, sueltan los espermatozoides que generan la vida y en la vida cotidiana suele ser más común que vivan los acontecimientos y los olviden, dan la vuelta a la siguiente página de la vida antes que nosotras, cierran los temas y …los sueltan…a nosotras parece que se nos quedan como más “pegados”.
A nosotras nos gusta retener y hablar de nuestros conflictos y a los hombres les gusta contarlos una vez que ya los tienen resueltos y soltarlos y mientras…no hablan…, he aquí otra diferencia, no es que los hombres no hablen nada  pero parece como que tienen menos palabras para gastar al día que nosotras y …que a veces éstas las gastan antes de llegar a casa
El hombre es feliz cuando cumple un objetivo que se propone (interno) y la mujer cuando todos a su alrededor están contentos (externo) la felicidad la colocamos fuera, “cómo me hacen sufrir” “qué poco agradecidos”, “qué feliz me hace “, como si recibiéramos desde fuera y nosotras no fuéramos responsables, te suena la frase “yo no como ná y engordo”
Os he presentado un par de diferencias, aunque son diferencias que conocemos, es bueno recordarlas y tomar conciencia, para aceptarlas y poder hablar de ellas con nuestra pareja en los momentos oportunos, con la intensidad justa y las palabras adecuadas.




Silvia Sánchez Blázquez. Psicóloga, Consultora PNL y Life Coach



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